
Cómo evitar que tu gato arañe el sofá (y cómo ayudarle)
Equipo de GatificaCompartir
Una de las preocupaciones más frecuentes entre quienes conviven con gatos es el desgaste que pueden sufrir los sofás. ¿Por qué lo hacen? ¿Cómo podemos evitarlo sin recurrir al castigo? Y sobre todo: ¿qué soluciones podemos ofrecer que respeten las necesidades naturales del gato?
La respuesta está en comprender el comportamiento felino desde la raíz. Los gatos no arañan el sofá por capricho, sino porque tienen una necesidad física y emocional de rascar. Al hacerlo, marcan su territorio visual y olfativamente (tienen glándulas en las patas), estiran su cuerpo y liberan estrés. Si no les ofrecemos alternativas adecuadas, lo harán donde puedan… y eso suele ser el sofá.
La importancia de anticiparse
La mejor estrategia para evitar que tu gato arañe el sofá es sencilla: ofrécele desde el primer día alternativas atractivas. No esperes a que empiece a hacerlo para reaccionar. Si desde el principio tiene acceso a superficies pensadas para rascar, lo más probable es que ni se plantee usar el sofá. En Gatifica lo hemos comprobado: nuestros propios sofás están intactos gracias a esta prevención.
Además, los gatos desarrollan rutinas. Si adquieren el hábito de rascar en un lugar determinado, repetirán ese comportamiento. Por eso, la clave está en dirigir ese impulso hacia zonas compatibles con la vida en casa, sin necesidad de regañinas ni repelentes.
Qué buscan en una zona de rascado
Para que un gato escoja un lugar donde rascar, ese lugar debe cumplir algunos requisitos básicos:
- Estabilidad: si se mueve al usarlo, no lo aceptará.
- Textura: debe ser lo bastante rugosa y ofrecer resistencia.
- Posición: muchos gatos prefieren rascar en vertical, estirándose al máximo.
Por eso, los rascadores clásicos de suelo suelen quedarse cortos: son demasiado bajos, ligeros o poco estimulantes.
¿Y si el rascador se integra en su circuito de juego?
En Gatifica diseñamos elementos que cumplen varias funciones a la vez. Por ejemplo, el Rulo Liana es un tubo vertical recubierto de cuerda natural que se instala en la pared. Está pensado para que el gato pueda trepar, estirarse y rascar en un solo gesto. Se convierte en una parte activa de su territorio, no en un objeto aislado que puede ignorar.
Este tipo de rascadores no sólo respetan el comportamiento natural del gato, sino que ayudan a gatificar la pared de forma estética y funcional.
El Rulo Cleo, por su parte, ofrece una superficie acolchada y tapizada que recuerda mucho al brazo de un sofá. Aunque está pensado como descanso elevado, muchos gatos lo usan también como rascador, sobre todo si les gusta marcar zonas altas. En casa, Marco y Cleo lo hacen habitualmente: lo arañan, se frotan y lo integran como parte de su rutina.
Ambos módulos pueden combinarse con otros elementos para crear recorridos en altura. Así, no sólo estás evitando el deterioro del sofá, sino que estás empezando a gatificar tu casa: enriqueces el entorno con rutas, descansos y zonas de rascado integradas.
Conclusión
Evitar que tu gato arañe el sofá no es cuestión de castigos, sino de comprensión, prevención y diseño inteligente del entorno. Si le ofreces lugares apropiados desde el principio, y si esos lugares responden a su forma natural de jugar, trepar y estirarse, no necesitará buscar alternativas que te incomoden.
Y si además esos elementos decoran tu casa y le dan al gato el protagonismo que merece… entonces estamos hablando de gatificar con sentido común.